sábado, 15 de febrero de 2014

Detalles invisibles


Expongo a continuación algunos ejemplos de pequeños y no tan pequeños detalles, que no son exactamente invisibles, pero sí que pasan desapercibidos (esa es la idea). Además suelen ser detalles “fuera de catálogo”, piezas que no existen en el mercado y que hay que hacer ex-profeso, y que no siempre se encuentra al oficio adecuado para elaborarlas, o cuando existe un profesional que puede hacerlo lo hace tarde, mal, a regañadientes y pide precios desorbitados por ello. 

 


Así que ante tal despropósito muchas veces he optado por el camino fácil, hacerlo yo mismo. Cuesta más, no económicamente, sino en horas de trabajo, porque no siempre se dispone de la herramienta adecuada para hacer las cosas en menos tiempo y con la precisión que uno querría, pero con cuidado y paciencia se pueden hacer. Aquí expongo de todo un poco, y hay muchas más que igual pondré más adelante.

Este es un alegato a favor del "sí se puede, si sabes cómo y te tomas la molestia en hacerlo".
 

Canalones de zinc-titanio


A veces el no encontrar esas piezas especiales no es otra que al fabricante nunca se le ha ocurrido elaborarla porque supone que con las que tiene en catálogo hay suficientes. Este es el caso de los canalones de zinc. En algunas poblaciones las ordenanzas municipales en su sabio entender “prohíben” injustificadamente que las bajantes de pluviales discurran por fachada, como se han colocado toda la vida para evitar males mayores de obstrucciones y filtraciones al interior de la vivienda.








En ese caso la solución pasa por ocultar la bajante dentro de la fachada. Como es habitual que en los extremos hayan pilares muy próximos además al paño de fachada, no queda más remedio que desplazar la bajante a unos 40 o 50 cm de las medianera, lo que obliga a una solución algo compleja de recogida de aguas. Si uno siguiendo ese afán de las ordenanzas quiere ser pulcro y dejar limpia la canal de parte a parte de la fachada, para que abarque todos los ríos de las tejas, hay que recurrir a una pieza en T que no se encuentra en el mercado y que hay que hacer de forma artesanal con otras estándar. Esta vez no voy a desvelar los misterios y la técnica necesaria para elaborarlos, porque no es una solución tan sencilla como parece, y en esta ocasión me voy a permitir el lujo del secreto profesional. Y si bien de cerca estéticamente no quede muy agradable a la vista, a la distancia una vez colocada queda totalmente desapercibida y totalmente integrada.




Cerrojo-falleba


En este caso una escalera atravesaba el hueco de la ventana, que abría hacia el exterior, pero la zanca hacía inviable la colocación de una falleba, y para cerrar inferiormente la ventana era necesario hacer un cerrojo especial de 110cm de largo que no existía en el mercado. Después de discutir con constructor y carpintero sobre la solución más idónea a emplear no me quedó más remedio que hacerla yo mismo añadiendo una varilla de acero de un metro de largo al cerrojo estándar. Una de las razones que esgrimían es que el acero del cerrojo que venden normalmente no se podía soldar...bueno, pues sí se puede, tan sólo hay que decapar la pintura, soldar , trabajar la soldadura para adecentarla y volver a pintar.





Rejilla de ventilación


En este caso por problemas de altura y para no falsear un "pilar" en la estancia superior, no había posibilidad de salir verticalmente ni horizontalmente a traves del falso techo.  El forjado era  una solución reducida en 15cm de canto de viguetas metálicas, bardos y corcho para aligerar y una capa de compresión, y el falso techo apenas tenía 10cm de hueco, insuficiente para ubicar el extractor y el conducto, de forma que la rejilla de extracción del cuarto de baño no podía ir en el techo. Se optó por salir por la pared dado que en ese punto habia un hueco junto a la medianera. El alicatado era de un color verdoso con un dibujo moteado, así que como era para un familiar y había que dejarla bien integrada se pintó la rejilla blanca de aluminio con aerógrafo simulando luego con un trapo el moteado. El primer trabajo consistió en lijar con cuidado el esmalte inicial para dejar una superficie más rugosa, pero sin llegar a decaparlo, para que mantuviera la protección inicial. El proceso más laborioso y que requirió de varias pruebas e intentos fue tanto igualar el color como la textura del azulejo. Finalmente como el azulejo era satinado hacer otras pruebas con barnices para obtener un brillo similar.







Escalera


La dificultad es hacer que lo que es complejo no lo parezca, y en este caso la complejidad venía por dar continuidad a una escalera existente en un nuevo tramo de una ampliación. Para añadir interés había un ligero desvío entre los tramos de la escalera, heredado también de la escalera preexistente que tenía esta condición. Ambos tramos no eran perpendiculares entre sí, y la unión y las soluciones de la continuidad del zanquín había que resolverlas de la forma más adecuada, que al final fue la más intuitiva, que no fácil. 


También había que dar solución a la barandilla siguiendo un diseño previo de la escalera ya ejecutada. 



La pieza más complicada fue la de la esquina del peldaño que es co-planar con la pared, aquí había que hacer una escotadura con un bisel siguiendo el ángulo de la nueva escalera a la que se daba continuidad, para que ese plano con el del zanquín que enlazaba con él fuera el mismo.









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