viernes, 20 de marzo de 2020

Demolición de muro de carga


  El título es por abreviar, porque en realidad se trata de la demolición y sustitución de un muro de carga de mampostería y ladrillo en una vivienda unifamiliar por un par de pórticos metálicos que soportarán el forjado existente, el cual por cuestiones técnicas y de ordenanzas municipales hemos tenido que conservar. En este caso la antigua distribución de la vivienda era incompatible con el programa de uso requerido por la propiedad.



 La edificación data de 1941 aproximadamente y se desarrolla sólo en planta baja, con varias intervenciones en ella a lo largo de los años, que implican valorar y tomar las medidas oportunas con respecto a la seguridad de la estructura existente y aplicar los refuerzos que se estimen oportunos. La casa constaba inicialmente de dos crujías paralelas a la fachada principal, siendo todo el perímetro exterior a la vez fachada y muro de carga, de unos 40 cm de espesor. Posteriormente se amplió una tercera crujía, también en al menos dos fases, ya que se aprecian variaciones en la tipología constructiva de los dos forjados existentes en esa zona. La fachada posterior original quedó así al interior de la vivienda, condicionando seriamente la distribución de una nueva vivienda acorde a los estándares y exigencias actuales de uso, y valorando que dicho muro sólo soportaba un forjado, en un buen estado de conservación, se optó por liberar la planta del mismo mediante un pórtico que atravesara toda la casa sustituyendo al muro, que necesariamente debía ser doble, a ambos lados del muro original, dejando libres luces de 6,7m y 3,5m , y quedando sólo un par de pilares a 1/3 de la luz. 
Esta solución requiere unas condiciones adecuadas para poder realizarse: un buen estado de conservación del forjado, integridad del muro y su cimiento, un buen terreno que limite el asiento de la nueva estructura, facilidad para ejecutar un nuevo cimiento sin deteriorar los cimientos del muro existente, espacio para desarrollar el trabajo y profesionales que puedan realizarlo con garantías.
El proceso implica la redacción de un proyecto técnico de ejecución, redactado por técnico competente (arquitecto) puesto que se trata de obra mayor en una vivienda unifamiliar, para ejecutar un nuevo pórtico con perfiles metálicos que soportará la carga del forjado, con su propia cimentación, y que tras el tiempo necesario requerido para que el hormigón endurezca se procederá a la demolición del muro de carga.



La parte relativamente sencilla es la cimentación, se ha de hacer en paralelo al muro y dejando un espacio de separación con el propio cimiento éste, de manera que no se descalce al excavar. El diseño de la cimentación lo componen tres zapatas combinadas unidas entre sí por vigas centradoras, dado que los pilares extremos tienen una posición excéntrica a las zapatas,  estas vigas además ayudan a contener el cimiento del muro y amplían la superficie de reparto de cargas, con lo cual se minimiza bastante el efecto de los posibles asientos al entrar en carga la nueva estructura. Para facilitar el montaje de la ferralla en los pozos se practicaron aberturas por debajo del muro y cortes a 45º para liberar el espacio y facilitar el montaje. Las parrillas inferiores vienen soldadas de taller, las superiores en cambio se montan in situ, lo cual es más sencillo de colocar una vez se han montado las centradoras y los anclajes de las placas. Las placas se protegieron inferiormente con pintura dejando la cara superior expuesta para facilitar las labores de soldadura. Los anclajes son de varilla roscada con tuerca y arandela superior e inferior, que permiten regular la altura de las placas y colocarlas a nivel. Previamente se replantean en el sitio con unas plantillas de chapa de 1mm para hacer más sencillo y menos peligroso el trabajar con placas que superaban los 40kg.



Tras el fraguado del hormigón puede procederse al montaje de los pilares, el endurecimiento del hormigón del cimiento no es obstáculo para proseguir el trabajo, puesto que todavía no ha de entrar en carga y el montaje de la estructura metálica se dilata prácticamente un mes. La ventaja de los pilares es que una vez apoyados en la placa sólo hay que levantar la mitad del peso y cuando están prácticamente verticales se soportan con poco esfuerzo, y esta labor puede realizarse sin medios adicionales.


Lo más difícil y costoso (en esfuerzo humano y mental) fue elevar las vigas. En este caso se barajaron muchas opciones, sobre todo a la hora del montaje de la estructura metálica, siendo esta la parte más compleja, puesto que el propietario es especialista del metal y realizó todo el trabajo de montaje y soldadura con los medios y el tiempo que disponía, haciendo prescindible el uso de camión-grúa y teniéndose que realizar todo el izado de pilares y vigas de forma manual. La grúa se descartó porque era costosa y gran parte del tiempo necesario para el montaje debía estar parada, requería hacer un balancín adicional para los cables, compatibilizar horarios con el tiempo libre del propietario, etc. Una fenwick no era viable y los elevadores que emplean para elevar el pladur o los aparatos de aire acondicionado no eran suficientemente resistentes o estables para elevar los 400kg que pesaban las vigas más largas. 



Asumiendo que la cubierta la teníamos que impermeabilizar de nuevo, y que en esta fase previa de la obra no había nada que pudiera deteriorarse por la lluvia, optamos por abrir agujeros en el forjado y pasar a través de ellos los cables para izar las vigas. Ideó y construyó el propietario varios pescantes de los que izar las vigas aprovechando los propios pilares metálicos, requerían hacer más agujeros en la cubierta, pero era la opción más sencilla. También fue una forma segura y cómoda de colocar en el sitio las vigas, labor que a priori puede parecer sencilla, pero que implica medir bien y cortar las vigas a la medida real entre pilares, desplazar los pilares mediante gatos o puntales para abrir holgura, corregir defectos de medida en los angulares de apoyo provisional (cortar y volver a soldar), con lo que la viga está en el aire bastante tiempo antes de presentarla, asegurarla y soldarla. Cabe indicar que el nuevo pórtico no toca directamente el forjado, debido a que siempre hay irregularidades y desniveles en éste, y además hay que dejar una holgura de 2 a 3cm para retacar posteriormente con mortero de reparación tipo T40 de retracción compensada.


Tras la colocación de las vigas y la soldadura se procede al retacado parcial por el lado accesible del pórtico, intentado rellenar el máximo espacio posible a lo ancho del ala superior de la viga, el resto se hará cuando se elimine el muro y se tenga acceso a la cara opuesta. Al menos ha de transcurrir una semana entre el retacado y la demolición del muro.



Finalmente se unen ambos pórticos entre sí para dar más rigidez al conjunto frente a esfuerzos horizontales soldando en perpendicular tramos de viga en la zona próxima a la cabeza de los pilares.







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