martes, 6 de noviembre de 2012

OFF-LINE. Diskettes

Retomando el hilo del ordenador 486 y mis inicios con los ordenadores hago un pequeño hueco para introducir uno de los mayores incordios del hardware, en este caso de los diskettes de 3 ½. Hay un documental titulado “La oscura era digital” que es muy interesante y bastante recomendable para ver, ...y para reflexionar sobre el futuro de todos esos datos que hemos ido acumulando en discos duros, CD’s y diskettes durante veinte años.


¿Quién no ha copiado un archivo en un diskette y al intentar leerlo en un ordenador no ha podido descargar la información?... Esto era el pan nuestro de cada día hace veinte años, y la mayoría de veces (a fuerza de disgustos se aprende) los archivos importantes que uno se llevaba a casa o a la universidad los debía copiar varias veces en un diskette o en dos diskettes, por si acaso alguna copia fallaba. Y daba igual que se compraran diskettes de buena marca o más económicos, de una caja de 10 siempre habían un par que empezaban a dar problemas, y cada vez eran más los sectores dañados en el diskette. Tengo en alguno de esos diskettes un programa específico que se encargaba de reparar y recuperar sectores defectuosos de los discos (no siempre con éxito), lo mejor que se podía hacer con ellos una vez recuperados los datos (..o no) era tirarlos o arrinconarlos con una etiqueta bien visible que dijera “DAÑADO”. Luego la paranoia, no los dejes en zonas donde existan campos magnéticos, electricidad o alta tensión, televisores, transformadores y  fuentes de alimentación, imanes o altavoces...un apagón repentíno con un diskette a mitad lectura ...y éste era víctima potencial para tener sectores defectuosos...había que almacenarlos al resguardo del polvo y de las radiaciones.


La capacidad que tenían no era gran cosa, en los de alta densidad cabían (y caben si se encuentra uno sano) 1,44Mb, algo que hoy en día da poco más que para guardar una foto de baja resolución. También habían diskettes de doble densidad de 720Kb, que se solían “trucar” para hacerlos funcionar como uno de 1,44Mb, esto se hacía por lo general con discos que se iban a usar poco, como discos de instalación de programas y cosas similares. Una de las ventajas de la época era que la mayoría de programas viajaban de mano en mano a través de la comunidad universitaria y estudiantil, con el beneplácito o no de sus creadores, aunque en cierta manera esta divulgación les proporcionaba un amplio abanico de potenciales consumidores que aprendían por su cuenta el manejo de sus programas, y no es de extrañar que se facilitaran muchas versiones que hoy en día de conocen como “beta” para difundir y distribuir programas a coste cero. Otra de las ventajas del por entonces imperante MS.DOS es que no tenía mucha seguridad en cuanto a la protección de datos y software, la mayoría de los programas se instalaban “a pedal” (expresión coloquial de la época) simplemente copiándolos en el disco duro y a continuación ejecutando el correspondiente *.exe sin mayor problema. Entonces no había internet ni páginas de descarga, habían amigos enrollados con programas interesantes y los diskettes se compraban a cajas, de diez en diez...Por lo visto su tecnología no daba más de sí, y durante todos estos años las únicas modificaciones en su fabricación se reducían al aspecto exterior, durante la época de los imac de apple la moda y la estética de las carcasas transparentes también les llegó a los diskettes, 3M lanzó una línea de colores fosforescentes con el nombre comercial de Neon, pero por dentro seguían dando problemas como el resto, o eso o las disketeras eran muy propensas a dañar los discos.





 En la esquina superior izquierda diskette de 720Kb 2DD perforado a lo bruto, a la derecha uno perforado siguiendo la marca que estaba impresa en la carcasa, y abajo uno normal de 1,44Mb 2HD.

Lo cierto es que al principio con un diskette sobraba para copiar cualquier cosa... y al cabo de unos pocos años pasaba lo de siempre, más mejoras en los programas implican más contenidos adicionales, donde antes sólo se escribía texto ahora se podían añadir gráficos o fotos, los archivos de dibujo en dos dimensiones pasaban a tres... y el tamaño de los archivos empezó a crecer...y crecer ...y cada vez más. Al principio para no apurar mucho el presupuesto uno hacía uso de los pocos diskettes que tenía sanos en una caja aparte, guardados como oro en paño, para copiar y borrar exclusivamente, y empezaron a imponerse los primeros programas de compresión. El “ARJ” y el “PKUNZIP” fueron los que más empleé. Pronto los archivos estaban partidos en dos, tres, cuatro o más diskettes, que los compresores iban solicitando a medida que reducían los archivos a volúmenes de 1,44Mb  ( o de 720Kb... o de la capacidad de los discos que uno tuviera a mano), y entonces cruzaba los dedos para que ningún disco tuviera fallos, y por si acaso se repetía la copia en otros tantos discos...


En el primer ordenador que compramos para casa, el 486 del año 1993 (ver la entrada anterior), todo el software que hacía falta para ponerlo en marcha está en esta foto. El sistema operativo MS.Dos ocupaba sólo dos diskettes, el resto son los drivers de los componentes adicionales: ratón, impresora, CD-rom, tarjeta de sonido y tarjeta de red. Los otros programas de hojas de cálculo, editor de textos y cad que se fueron instalando también ocupaban pocos discos...al principio claro!, luego la cosa se iba complicando, el MS.Dos 6.3 eran cinco discos...una versión de word 6.0 ocupaba diez discos...la versión de Windows 3.1 ocupaba siete...Estos programas generalmente ya estaban comprimidos, y podían ocupar el doble de espacio en el disco duro una vez instalados.

Detalle del contenido del paquete del sistema operativo MS.Dos 5.0, aunque sólo ocupaba dos discos de memoria iba acompañado de un completo manual de funcionamiento del software, cosa que otros programas posteriores de Microsoft no han tenido. En la foto no se ve pero el lomo de este manual tiene dos centímetros de grosor. El que venía con windows 95 apenas llegaba al centímetro y el resto de manules en windows 98 y posteriores eran poco más que un facsímil, la mayoría de la información venía ya en tutoriales almacenados en el sistema operativo y los manuales en papel servían para realizar las instalaciones y poco más.
Posiblemente los datos que hay escritos en el manual perduren más tiempo que los datos grabados en un soporte magnético. En un futuro puede que sea posible seguir leyendo el manual y resulte imposible leer o instalar dicho sistema operativo, bien porque no se encuentre ninguna disketera disponible y en condiciones con qué leerlo... o porque los datos del disco se hayan dañado por deterioro del soporte físico. El problema viene cuando ya no hay manual, si falla el sistema ya no hay donde buscar cómo arreglar el ordenador.

 Recordemos que estamos en los primeros 90, por esta época los diskettes “flexibles” de 5 ¼  ya eran prehistoria y los de 3 ½ se habían impuesto en el mercado. Durante la carrera sólo recuerdo haber comprado un disco de 5 ¼ para una asignatura de matemáticas, en el que guardaba los ejercicios de prácticas con Basic que hacíamos en una recién estrenada sala informática repleta de ordenadores Olivetti (con procesador 286 supongo, y con pantalla de fósforo naranja monocromo, equipos que pronto quedaron desfasados). Debió ser el año 1990 más o menos y ese fue el primer y último disco de 5 ¼  que compré, y que sólo gasté para copiar tres o cuatro programas sencillos que hicimos en dos o tres sesiones. Al poco tiempo actualizaron la sala de informática con nuevos equipos 386 y 486...y monitores en color!!, un plotter de plumillas y varias impresoras en A3. Un año que me quité un par de asignaturas en diciembre aproveché para recuperar esas horas libres en el aula informática, probablemente fuera el 93, cuando compramos nuestro 486. Entonces el aula estaba casi siempre vacía y uno empezaba a tomar contacto con los pocos forofos que había por allí, entonces ni siquiera se les llamaba "frikis", si uno tenía un problema en casa se llevaba al aula la CPU y entre el informático y los fanáticos de turno se solucionaba. La comunidad que se crió allí no es que generara grandes lazos de amistad, en la escuela no sé por qué siempre hubieron muchos grupitos que no se relacionaban entre sí, pero a la hora de compartir información y ayudar a manejar programas sí era una formidable base de conocimientos, y no sólo de software, también a nivel de hardware, y sobre todo era una estupenda plataforma de aprendizaje.

Por la cantidad de discos que tengo en una caja y por los que he puesto en las fotos calculo que tendré más de doscientos diskettes de archivos y programas entre los años 1993 y 2000. A partir de ahí ya no recuerdo haber comprado diskettes, salvo alguna caja esporádica para ciertas aplicaciones o algún archivo suelto no muy grande para dárselo a un amigo o un cliente. Y el uso más reciente ha sido para grabar discos de recuperación e inicio y solventar algún problema de software...y más recientemente rescatar algún programa del ordenador 486, dado que no tiene puertos USB, y la única manera de sacar algo de ese ordenador es mediante diskettes de 3 ½  o con una unidad Zip iomega.

A partir del último año de carrera, en 1997, el tener que ir a por una caja de diskettes para grabar un archivo de 10Mb era ya un engorro y de cara al proyecto final, para poder llevar a imprimir los planos y trabajar con los archivos en la escuela o llevarlos a casa de un amigo había que emplear algo con más capacidad. Por entonces surgieron dos sistemas alternativos al diskette, las unidades Zip de Iomega con 100Mb de capacidad y los discos de 3M de 120Mb. Dudé durante un tiempo de cual de los dos sería más adecuado. El Zip era un sistema parecido en forma pero completamente diferente desde el punto de vista funcional respecto a los diskettes de 3 ½, (de hecho las conexiones de la unidad interna son las propias de un disco duro más que de una disquetera, con un bus de datos IDE como los discos duros y la misma clavija de corriente a 5v y 12v que aquellos), el disco era claramente más grueso y un poco más grande. La versión de Iomega disponible entonces era la unidad externa que se conectaba al puerto paralelo del ordenador, puerto que habitualmente ocupaba la impresora (en la unidad  zip había otra salida para reconectar ésta), venía con el cable de datos de conexión necesario, un diskette de 3 ½,  de inicio para windows 95 - 98 y una fuente de alimentación adicional.

Disco estándar de 3 ½ de 1,44Mb y disco Zip de 100 Mb.
 La unidad de 3M conocida como SuperDisk tenía el tamaño y aspecto de los diskettes de 3 ½, los cuales podía leer, además de los de propios de 120Mb. Este disco tenía 20Mb más que el zip, pero un precio más elevado. Era como revivir los tiempos de la competencia entre equipos de video, ¿pasaría como con el sistema V2000, el Betamax o el VHS ?..., uno a priori no sabía cual de los dos acabaría imponiéndose. El mercado se decantó por los zip, que además llegaron tres años antes y ya eran populares. Lo cierto es que en pocos años ambos formatos quedaron obsoletos en comparación con las ventajas y costes de los CD’s.

 SuperDisk de Imation de 120Mb, nunca he visto uno de verdad, sólo los he visto en fotos y ahora que los vuelvo a ver me recuerdan a aquellos artefactos soviéticos alternativos al resto de productos americanos y europeos, esas líneas diagonales, la geometría...

Discos Zip, pocas empresas se dedicaron a fabricar Zips, aquí en Valencia sólo encontré de Iomega y Fujifilm.
Opté entonces por comprar una unidad Iomega externa de 100Mb (costó unas 29.000ptas, unos 175 € ), que venía con un disco de regalo que además incorporaba software para hacer “backups”, y poco después compré un disco adicional...y luego otros dos de Fujifilm, ...Y no compré más, porque para entonces ya tenía en el punto de mira una grabadora de CD's.

 Comparado con una diskettera de 3 ½  el zip tardaba menos tiempo en grabar 1,44Mb, eso sí, copiar un disco a tope de capacidad podía tardar más de una hora. Mis primos pronto me lo pidieron para hacer backups de la facturación de su empresa y archivos de trabajo y copias de seguridad de bases de datos. Durante los tres años que lo gasté fue un sistema muy útil y seguro, de hecho en algunos artículos y revistas se destacaba su robustez y fiabilidad para conservar y guardar datos con respecto al de 3 ½  . Habrá que volver a conectarlo para comprobar que todavía funciona y que los datos siguen a buen recaudo...Un día de estos haré la prueba para ver qué me encuentro..., aunque la mayoría de los datos que había en ellos los copié de nuevo en CD’s, cuya lectura y copia a un ordenador era más rápida. Vacié un par de iomegas para tener discos libres para copiar y borrar, porque mientras los CD`s eran rápidos y  fiables (pero para información permanente), los iomega aún permitían escribir y borrar grandes archivos o carpetas de trabajo, e incluso hacer copias de seguridad de algunos programas.

Compré también discos regrabables CD-RW, pero en general usé muy pocos, eran incompatibles con los CD-ROM normales si no se cerraban las sesiones y se preparaban adecuadamente los discos para leerlos en aquellos, e incluso con otras marcas de grabadoras daban problemas de compatibilidad.

Comparación entre la capacidad de almacenamiento de un Zip de 100Mb y su equivalente en diskettes, hacen falta 70 para igualar al Zip...o más. En un diskette si se graba un archivo grande que no acaba de colmatar el disco ese espacio sobrante no suele llenarse con archivos de poco tamaño. Uno se volvía loco buscando entre esa pila de discos un hueco para grabar un archivo determinado, y eso que al final en la etiqueta del disco junto al nombre de los archivos grabados se solía indicar el tamaño que ocupaban y el espacio libre en disco...pero claro no en todos se seguía este sabio consejo...

Comparación entre una diskettera estándar (arriba)  y una unidad Iomega Zip de 250Mb (abajo).


Unidad Zip interna de 250Mb  y externa de 100Mb.


Compré más tarde otra unidad ZIP interna, que permitía copiar discos de hasta 250Mb, compatible con los de 100Mb, pero nunca llegué a comprar discos de esta capacidad, y casi la compré por la comodidad de no estar conectando la externa, que al final era un engorro. Habían pasado tres años desde que compré la primera y pronto compraría una grabadora de CD’s Philips. Luego llegaron los pendrives USB y se acabó el problema de los discos "flexibles", ...hace años que no he vuelto a usar los zip.





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