domingo, 3 de mayo de 2020

Radio Telefunken Opereta A-1846 (I) Desmontaje y limpieza


Este es un proyecto de restauración particular, la radio de mi abuelo Telefunken Opereta del año 58-59 aproximadamente. Me trae recuerdos de cuando era pequeño, en los años setenta. Lo primero que hacíamos al llegar a casa después del colegio era coger la merienda, el bocadillo de nocilla, y bajar al corral a jugar con las bicicletas o con la pelota. La radio estaba en el comedor-estar que da al corral, una pequeña habitación con un gran ventanal, donde también estaba el televisor Radiodina en blanco y negro. Al centro de la habitación estaba la típica mesa camilla redonda, que entre las cuatro patas tenía una placa de una especie de fibrocemento con un agujero central para colocar un brasero, y cómo no, forrando la mesa entera un mantel de tela gruesa que casi llegaba al suelo. La Telefunken solía estar en marcha a esas horas. Mientras jugábamos se oía de fondo música, noticias, el consultorio de Elena Francis...
Antes de la restauración

Después de la restauración

Eran tardes divertidas, de rebuscar en el aparador donde mi abuelo guardaba las rosquilletas y el chocolate redondo de barra (que aún se comercializa hoy)...mis hermanas y yo no dejábamos ni las migas. Luego teníamos remordimientos por haber dejado a mi abuelo sin rosquilletas, pero con la perspectiva del tiempo, y viendo que ahora hago lo mismo con mis sobrinas, es obvio que las compraba para nosotros.
Mi abuelo tenía un buen reclamo para que bajáramos a su casa y le hiciéramos compañía. En realidad no le hacía mucha falta, porque bajar a jugar al corral y al jardín de la casa era como estar toda la tarde en un parque, pero las rosquilletas eran todo un premio extra. Cuando abro una de las portezuelas del aparador donde se guardaban las rosquilletas aún persiste el aroma del anisete, si algún científico está interesado en los viajes en el tiempo debería empezar por conocer a fondo el sentido del olfato.
Al fallecer mi abuelo mi padre subió a su estudio la radio, en aquella época no había una radio ni una televisión en cada habitación como ahora, así que aún estuvo en marcha unos años más hasta que tuvo un nuevo reemplazo.
 Fue a principios de los ochenta cuando mis padres se fueron de viaje a Ceuta y Melilla, clásico viaje turístico-duty free de entonces, como los que se hacían a Andorra, de donde todos venían con compras “tecnológicas”...más bien el pack estándar, a saber: la radio con cassete Sanyo, la cámara de fotos Yashica, la calculadora Casio, un reloj digital con alarma ...y para los peques las típicas mini-teles de juguete con visor de mini diapositivas. A partir de entonces con el nuevo radio-cassette en el estudio la Telefunken se quedó arrinconada en una estantería, letargo que ha durado más de 30 años. De vez en cuando, si le cogíamos a mi padre el flamante radio-cassette, la volvía a poner en marcha. Incluso a veces yo la ponía en marcha, porque se oían emisoras de muchos países. Creo que la última vez que la encendí fue hace 20 años, y entonces aún funcionaba.


El año pasado la volví a sacar para ver en qué estado estaba, pero esta vez no la puse en marcha. Desde que retomé la afición por la electrónica, casi al mismo tiempo que empecé a escribir en este blog, también he estado documentándome, sobretodo a través de blogs, foros y youtube, en temas de electrónica y radios a válvulas, y la regla de oro antes de iniciar una reparación y de volver a encender un equipo antiguo es revisar posibles cortos, defectos visibles y medir componentes críticos. Cualquier precaución es poca con un equipo que tiene un valor histórico y sentimental irremplazable, y vale la pena hacer un buen análisis del estado del equipo, cuyos componentes tienen sesenta años, para no tener un desagradable chispazo de graves consecuencias irreparables nada más conectarla.


(Videos de youtube recomendados: Mr Carlson Lab, Ignacio Baquedano, Carles Bótia.)
En un primer vistazo se ve que ya debieron repararla en los setenta o incluso antes, el transformador de alimentación no es el original, en otros videos he visto que el original tenía un marco metálico bordeando el núcleo de hierro y que éste a la vez servía de mecanismo de unión al chasis. La lámpara rectificadora EZ81 Marconi tampoco era la indicada en el esquema de la tapa,  que era una EZ80 y que sería de marca Telefunken como el resto, y se ve más limpia que las demás. Hay un condensador electrolítico debajo del chasis de color azul que tampoco es original, así que intuyo que el año que cambiaron la corriente del pueblo de 110V a 220V, o por algún despiste posterior, la radio tuvo un pequeño percance....transformador quemado y rectificadora fundida, posiblemente también el filtro y alguna cosa más. Aún hay componentes que no he revisado a fondo, pero a primera vista es lo más evidente.
Se puso un nuevo transformador “Galeón”, marca nacional supongo, aparentemente de no muy buena factura, pero funcional, también el que lo cambió no se complicó mucho la vida para instalarlo (ni tampoco tuvo mucho esmero en conservar los tornillos originales, faltan unos cuantos), además cortó y empalmó cable eléctrico del que se empleaba en las bombillas incandescentes y zanjó el asunto con cinta aislante. 
Tres de las lámparas aún tienen los sellos de las tasas y el logotipo de Telefunken, aunque en una de ellas sólo queda el adhesivo del sello. A medida que vaya limpiando iré revisando el resto de componentes.
Como guía he descargado la documentación relativa a la radio y sus componentes de radiomuseum.org, porque es imprescindible para aquellos componentes ya sustituidos o dudosos el poder conocer el valor predeterminado por el fabricante, ver si están dentro de las tolerancias y los umbrales de tensión admisibles, y en su defecto poder saber cuál es el mejor reemplazo. Aún teniendo la documentación original hay datos del esquema eléctrico que están un poco confusos, dado que es un dibujo de los años 50 delineado, donde los números y letras están rotulados a mano y en algunos casos es difícil descifrar o distinguir entre una μ o una p en el valor de los condensadores. Afortunadamente hay una lista de componentes mecanografiada, donde se aclaran bastante bien las dudas, pero aún así hay al menos dos condensadores que no están en la lista.




_intro Mr Carlson Lab__
Paul Carlson es para mí un referente en cuanto a la reparación de equipos electrónicos, he visto muchos de sus videos, muy sensato y racional, con apoyo de lecciones docentes acerca de diversos componentes y equipos, además tiene una excelente locución en inglés para aprender  el idioma y acostumbrar el oído, de algunos se aprenden aspectos técnicos y teóricos,  y de otros lo que no se debe hacer. También, aquí más cerca, tenemos unos magníficos videos de Ignacio Baquedano y Carles Bótia, imprescindibles en la reparación de radios europeas de esa época (y también más antiguas y más modernas), algunas de ellas similares al modelo Opereta, y por lo tanto los considero como referencia de los pasos a seguir. En definitiva lo que me interesa de todos ellos, aparte de aprender teoría eléctrica y circuitos de electrónica, son las técnicas y  el criterio a seguir en este tipo de reparaciones, tech-tips, ver qué herramientas y equipos utilizan para reparar y cómo se usan, trucos, medidas de seguridad...Para este caso particular he de decir que me conformo con que la radio se ponga en marcha y pueda sintonizar emisoras, y sé que inevitablemente tendré que reemplazar muchos componentes. 
Hay algunos puristas que prefieren dejar la radio conservada tal y como estaba con componentes originales, aunque estén defectuosos y la radio suene con ruido o chisporroteos, pero no es mi caso. No quiero restaurarla para meterla en una vitrina de museo y que no la pueda tocar nadie, o reparar lo justo y que falle dentro de un año. Si la arreglo es para sacar de ella todo su potencial y que la reparación la conserve muchos años activa, conservando todo aquello que pueda, pero si para mejorar la calidad de la recepción o el sonido he de cambiar algo no tendré ningún reparo en hacerlo (de todas formas, y conociendo mis limitaciones técnicas y teóricas, no creo que cambie nada sustancial o que exceda mis conocimientos).
En el caso de Paul Carlson, su criterio es reemplazar todos los condensadores electrolíticos y de papel, que por su propia construcción y composición son propensos a fallar con el paso del tiempo y el uso. Aunque marquen un valor de capacidad dentro de la tolerancia, con el tiempo la degradación del papel dieléctrico hace que se comporten como una resistencia y dejen pasar la corriente continua. Normalmente como en este tipo de radios casi todos los componentes están debajo del chasis ocultos a la vista, reemplazarlos por unos nuevos no supone ningún problema, la estética exterior se mantiene intacta casi al 100%. Como buen ingeniero, además de reparar, su know-how le permite ir un poco más allá, analizar el circuito en cuestión y ver de qué manera puede mejorar el comportamiento del equipo, y por supuesto a la hora de reponer componentes garantizar que escoge los de mayor calidad y durabilidad. Coincido con él en ese sentido, no obstante sólo hay uno en el que voy a hacer un “overhaulin”, se trata del doble electrolítico del filtro de entrada, el único que queda a la vista al exterior del chasis. En mi caso lo voy a vaciar para poner en su interior los dos condensadores nuevos, con los bornes debidamente aislados, protegidos y con la precaución de hacer unos pequeños orificios de ventilación a la carcasa antigua.
Cuando uno se enfrenta a este tipo de retos piensa si lo que diseñó el ingeniero era realmente lo mejor que podía disponer en aquella época, o si tuvo que sacrificar en el diseño algunos componentes de calidad o valor nominal por otros más económicos en aras de producir una radio al alcance de las masas (bueno, a unas 3.500 pesetas de la época, unos 900 euros de hoy...de pocas masas).
Por ejemplo, los condensadores electrolíticos de estas radios, grandes y aparatosos, apenas tienen valores superiores a 50μF, y el reemplazo actual es mucho más pequeño en volumen con las mismas prestaciones. Normalmente para eliminar el rizado tras el rectificador de onda y las interferencias de la red se emplean condensadores con valores altos en capacidad y voltaje,...si hubiera sido posible emplear uno de mayor valor...¿Lo habría hecho así el técnico*? ¿Es posible añadir mejoras al esquema de cada radio mejorando los valores nominales de los componentes?.  Como indica Ignacio Baquedano en la reparación de la radio Telefunken Sonata cuando justifica la sustitución de dos condensadores con valores de 1.000v y 2.000v, el condensador de tono y el de la grilla de la lámpara de salida respectivamente: “es un señor condensador con 220K... he seleccionado los condensadores que más tensión tenían, es importante... pero cómo pueden haber ahí 2.000V... tú ponlo alto, mucho mejor que poner cualquier valor teórico que se te pueda ocurrir, contra más alto mejor, más te durará
*En el caso de un condensador de filtro, la válvula rectificadora a la que está asociado es la que especifica el valor de ese componente. En los datasheets de las válvulas suele ser 50μF el valor máximo.
En principio no me interesa que la radio se oiga más fuerte, pero sí que no tenga ruidos de fondo procedentes de la fuente de alimentación, que tenga una buena recepción de señal, y ya puestos que los componentes que ponga tengan la suficiente calidad para durar al menos otros 30 años y de ser posible ayuden a conservar y proteger los componentes originales, especialmente las válvulas. No va ser una radio que se encienda todos los días, pero sí al menos en ocasiones especiales.
Adicionalmente he de decir que esto no va a ser coser y cantar, aún reemplazando componentes es necesario tener instrumental adecuado para hacer ajustes. Espero no tener que tocar componentes sensibles de la circuitería del oscilador y sintonía,  las zonas más delicadas en cuanto a ajustes, ya que hay muchos componentes como condensadores variables y bobinas cuyos valores tienen mucha tolerancia, y que se han de ajustar con generadores de radiofrecuencia y con la ayuda del osciloscopio, o en su defecto con el oído. Si se desteclan esos circuitos al sustituir uno de sus componentes hay que "calibrarlos" de nuevo.  Confío al menos que al ser los componentes de esta zona más estables en el tiempo no tenga que cambiarlos.

Como preámbulo de todo esto he tenido que construir un transformador de aislamiento, un mini cuadro de protección y un circuito limitador de corriente mediante una lámpara incandescente, es imprescindible para conectar con seguridad la radio, pero eso será cuando tenga las comprobaciones del estado del transformador y verificado que los filamentos de las lámparas se encienden, sustituidos los condensadores críticos, etc. Aparentemente el transformador “reemplazado” muestra los dibujos de las bobinas como si el primario estuviera independiente del secundario y de los auxiliares de 6,3V, 4V y 1V, ...ver si realmente es un transformador de aislamiento o es un autotransformador...otra cosa por comprobar, no me fío.
__entrada transformador de aislamiento__

Otro complemento muy importante en su día de las radios y televisores a válvulas era el estabilizador de tensión, ello se justifica si nos remontamos a los años 60, con una red eléctrica fluctuante y con muchos picos de tensión y posiblemente mucho ruido. Eran algo parecido a los SAI que empleamos actualmente con los ordenadores, pero sin la capacidad para almacenar corriente en caso de fallo de suministro. En casa tengo tres, los cuales he de revisar también por si acaso, aunque actualmente tenemos mayor estabilidad en la línea eléctrica y no serían necesarios, sí me preocupa que la radio sea sensible a los armónicos de la red. Por tensión no sería problema, ya que el transformador de la radio admite entrada de 110V, 125V y 220V. Estos equipos son básicamente grandes transformadores, con un par de condensadores, bastante pesados, donde los bobinados actúan a la vez como filtro, y en caso de microcortes o picos de tensión actúan como atenuadores.







Limpieza y desmontaje.

Para arreglar algo lo primero es una buena limpieza cuidadosa, limpiar con delicadeza y en profundidad ayuda a detectar fallos, componentes deteriorados, evitar falsos contactos... y en mi caso evitar el engorro de ensuciarme las manos, no soporto trastear con cosas sucias y tener que estar lavándome las manos continuamente. ¿Falsos contactos?   Sí, las telarañas, el polvo, el hollín, forman caprichosos caminos por donde puede fugar la corriente, sobretodo altos voltajes, si a ello le añadimos un poco de humedad como tenemos en Valencia, a pocos kilómetros del mar...ahora se entiende el concepto “sinergia”... No, no son paranoias mías, me pasó con una fuente de alimentación de un ordenador. 


Después de treinta o cuarenta años debajo de una funda que le hizo mi madre, bastante degradada ya, era de esperar encontrar una radio también llena de polvo, por fuera no demasiado gracias a la funda, pero por dentro era otro cantar. Con tanto polvo dentro decidí dar una primera pasada con el compresor. El aire a presión  aplicado con cuidado y con mesura es lo mejor para quitar el polvo suelto, hay que tener la precaución de no aplicarlo de golpe sobre la membrana de los altavoces, el golpe sobre el cartón puede degradar los amortiguadores perimetrales, en ocasiones son frágiles y quebradizos si eran de goma-espuma ...ni sobre las bobinas de antena, son de un hilo muy fino y un golpe de aire puede desorganizarlas.





Mientras duraba el confinamiento del Covid-19 he aprovechado para hacer una nueva funda de hule, el material de los manteles de la mesa de la cocina, en blanco. Hay pocas opciones en las tiendas de los chinos, era blanco o con cuadros, frutas variadas o diseños de fantasía...menos mal que el blanco es muy socorrido. Es un material fácil de limpiar por su superficie plastificada, e internamente está forrado con un velo de algodón que evita que se adhiera al barniz. Por hacer un guiño a la marca he impreso con la láser una termo-calcomanía del logotipo. Se imprime en espejo sobre el papel encerado de las etiquetas adhesivas en A4 y se aplica con cuidado con la plancha a temperatura intermedia, con la precaución de interponer un papel de cocina sobre el papel encerado para hacer una transmisión lenta y difusa del calor, y evitar ensuciar la suela de la plancha si algo sale mal. Siempre se hace antes una prueba sobre un retal, para no correr el riesgo de quemar, derretir o deformar el hule. Debajo del hule he colocado un trozo de cristal térmico, vale una superficie sólida y plana, pero este cristal es mejor, es reciclado de un antiguo foco de 500w. Tras la plancha, mientras está caliente el plástico se presiona y repasa con un borde romo el dibujo, como los antiguos "letraset" o "calquitos" para asegurar la fusión y adherencia entre el plástico y el toner. El cierre lateral con velcro facilita el montaje y permite ceñir la funda sobre la radio.





Para abrir la tapa posterior de la radio hay unas pestañas atornilladas, se afloja el tornillo y se deslizan a través de unos colisos. La tapa posterior es un cartón bastante grueso, de unos 5mm, que con el tiempo se ha deformado un poco, además tiene pequeñas marcas producidas por ataques de xilófagos del papel (los pececitos de plata antidiluvianos), son sólo superficiales pero en algunos puntos afectan a la serigrafía de la tapa y algunas letras se han perdido, nada del otro jueves que un servidor no pueda arreglar. Desdoblar el cartón en cambio requerirá un poco de calor y humedad para llevarlo al sitio.
La radio tiene otros elementos delicados, el frente del dial es un cristal serigrafiado, y está en muy buen estado, aunque tiene un par de puntos donde se ha separado un poco la pintura del cristal. No se nota mucho y sé que si intento arreglarlo sólo voy a empeorarlo más (aunque intentaré buscar algún remedio en internet). Los botones del sonido y el dial son de plástico y estos sí son delicados de manipular, con el tiempo el plástico se vuelve frágil y quebradizo. Parece que tenían un filo dorado en los bordes, se aprecian restos de una especie de latón sulfatado, en otros modelos similares mejor conservados está. Tienen unas pequeñas muescas por donde se accede al tornillo que los sujeta a los ejes del potenciómetro y de las poleas de sintonía respectivamente. Para sacarlos primero hay que desmontar el chasis para tener buen acceso a ellos, la inclinación de la chapa entelada de los altavoces impide que se puedan retirar adecuadamente sin dañarlos. De momento se aplica 3 en 1 o afloja-todo para que vaya disolviendo el óxido de los tornillos.
Para la segunda fase de limpieza ya es necesario desmontar el chasis de la caja y para ello lo recomendable es sacar primero las lámparas, y si han perdido la serigrafía del cristal conviene con un rotulador indeleble o de tinta-esmalte renombrarlas. Para retirarlas conviene identificar primero de qué tipo son, y consultar por internet algún tutorial de cómo extraerlas sin deteriorar los pines ni romper el cristal o los zócalos. La serigrafía original es delicada, si no se limpian las lámparas con cuidado y con los productos adecuados puede que se deterioren. El alcohol o el disolvente universal probablemente las borrarán, por tanto es aconsejable humedecer un paño con agua y frotar sólo el cristal que no tiene la impresión, a veces incluso el frotar con un paño húmedo puede deteriorar la serigrafía. Si la suciedad es sólo polvo basta con un paño humedecido, si es grasa se puede quitar con alcohol o KH7, siempre sobre un paño y poca cantidad, que no se escurra líquido al frotar y evitando los contactos.

Para los pines de las lámparas lo mejor es limpiador de contactos (contact-cleaner CRC o similar), y en este caso aplicando sólo a los bornes, ya que el limpiador de contactos también puede dañar la serigrafía. Si se ven muy ennegrecidos conviene raspar la suciedad con cuidado con un palito de madera recto o un borde metálico no muy afilado y volver a rociarlos con limpia contactos. El cristal de las lámparas es ordinario, no es como el de las bombillas halógenas que no hay que tocarlo, así que no pasa nada si se toca con los dedos sin guantes, de hecho es conveniente no llevar guantes para evitar que se escurran de las manos, son caras y difíciles de encontrar. Como precaución cuando se limpien conviene tener un paño o una bandeja de fondo acolchada por si se caen, y mientras esperan a que se limpie el resto de equipo y se vuelvan a montar he optado por forrarlas con plástico de burbujas.

Con las lámparas a salvo se procede a destornillar el chasis de la caja. Primero se retira una chapa inferior de cartón forrada de una lámina de aluminio, protege la parte interior de los componentes del chasis y sirve como cierre de la “jaula de Faraday” que constituye el chasis. Hay un cable soldado a esta plancha de aluminio para conectar galvánicamente la tapa al chasis a través de un remache, que para no incordiar lo he etiquetado y desoldado. Los cables que van al altavoz desde el pequeño transformador de sonido los he cortado directamente, los he de sustituir porque el recubrimiento está muy degradado y también los cables están demasiado rígidos. Sólo resta quitar los cuatro tornillos inferiores para liberar el chasis de la caja con cuidado de que no se caiga y se rompa el cristal del dial.
Una vez separadas ambas piezas es más fácil limpiar el resto. 

Precauciones con el chasis. Es de acero galvanizado, por lo general se conserva muy bien pese al polvo, de hecho el polvo actúa más como una capa protectora que otra cosa, siempre que no haya asociada agua o un alto componente de humedad. Si la radio ha estado muchos años almacenada en una planta baja o un cobertizo el riesgo de que haya oxidación es mayor. Aquí discrepo con muchos métodos de limpieza que he visto en internet y voy a argumentar claramente el porqué no se deben limpiar así los chasis de acero galvanizado:

Método de limpieza del chasis con lavavajillas y agua. TOTALMENTE DESACONSEJADO, por dos motivos. El primero es que el acero, aunque esté galvanizado, suele perder ese recubrimiento en determinadas zonas, especialmente por las aristas donde a veces no se ha conseguido un buen recubrimiento, o si ha habido roces durante su manipulación, también en los taladros y roscas post- galvanizado que se hacen al chasis para pasar cables o tornillos, ya sea en fábrica o en reparaciones posteriores, en las zonas donde se ha raspado el chasis para hacer soldaduras de cables o las uniones de los botes de frecuencia intermedia a masa, etc...  El recubrimiento electrolítico de zinc es de pocas micras de espesor, y aunque esté endurecido con cromato azul es una capa frágil y que se puede deteriorar fácilmente. En definitiva el acero galvanizado tiene un buen grado de conservación siempre que se tomen las precauciones adecuadas, si el agua y los químicos del jabón atacan esas zonas ya deterioradas del acero puede que la corrosión progrese tras la limpieza a mayor velocidad.
El segundo motivo es que he visto hasta meter debajo del fregadero todo el chasis, componentes incluidos, y darle jabón con una brocha o cepillo, esto es sencillamente una barbaridad, el chasis galvanizado sale limpio y reluciente sí, pero ¿a qué coste?...si el acero se oxida... el cobre de los cables, el latón de los zócalos, los condensadores variables de plata-mica... no son una excepción, ¿me dejo algo? Sí, los potenciómetros, agua dentro de un potenciómetro es condenarlo a un fallo prematuro, el agua y la electrónica son incompatibles... ¿me falta algo más? Sí, cualquier componente como resistencias o condensadores antiguos  que estén levemente dañados o tengan cuarteados sus revestimientos van a sufrir por capilaridad el acceso de esa agua jabonosa, un componente con un leve deterioro, que en condiciones secas sería totalmente inocuo, con la presencia de agua puede ser potencialmente peligroso para la integridad del mismo y de los que le rodean o dependen de él. Si el agua altera la conductividad del componente se mermarán sus propiedades, si ese componente adquiere alta temperatura y el agua no se ha evaporado puede reventar o deteriorar el revestimiento protector, si se evapora pero sus residuos se han mezclado con el material del componente igualmente se habrán mermado o alterado sus propiedades. 

Método de limpieza con cepillo metálico, TOTALMENTE DESACONSEJADO. Un cepillo de púas metálico, aunque sean púas finas, puede deteriorar el galvanizado, aunque no lo parezca y se vea reluciente, el cepillo raya la superficie del galvanizado. El problema reside en que el acero recién cepillado tiene un color similar al del galvanizado y no se nota, pero si se deja esa chapa en un ambiente húmedo a través de cada surco se producirá el progreso de la corrosión, y será más grave y extenso que en caso anterior. En esta foto junto al zócalo de la lámpara EZ80 se ve daño producido al galvanizado por el técnico que cambió el transformador de alimentación, raspó y soldó al chasis un cable de tierra (abajo a la derecha).

MÉTODO RECOMENDADO, lo mejor para limpiar el chasis es hacerlo con un paño de microfibra o hisopo de algodón empapado en alcohol isopropílico. La microfibra va muy bien en superficies lisas y extensas, retiene muy bien la suciedad y no deja pelusas. El hisopo es mejor gastarlo en pequeños rincones donde no llega la microfibra, por no hacer muy tediosa y discontinua la limpieza no aconsejo emplearlo para todo el chasis, además hay que evitarlo en contactos o en zonas donde las fibras de algodón puedan engancharse. Generalmente la suciedad es polvo y a veces grasa o nicotina de tabaco, o humo y vapores emanados de componentes deteriorados o derrame de electrolitos, el alcohol se evaporará sin dejar residuos. El limpiador de contactos también funciona bien, pero es muy caro y conviene reservarlo a las partes más delicadas como contactos de zócalos, clavijas, interruptores y potenciómetros, y ante la duda en algunos componentes lo mejor es no tocar nada y dejarlos como están. Vale la pena quedarse con un chasis medianamente limpio, aunque no sea brillo de lavavajillas, que dañar el metal y los componentes de la radio con algún producto inadecuado. 






La aguja del dial estaba deformada, la parte inferior baja más que las levas metálicas de las teclas y va golpeando en ellas. Además de enderezarla pondré una pletina de plástico por encima para que no vuelva a pasar y deslice más fácilmente. El cartón del dial también está roto y muy deformado, lo sustituiré por algún tipo de plástico más rígido.


En los zócalos cerámicos de las válvulas se aprecia que hay como una ligera capa de hollín de aspecto metalizado, con la microfibra y unas gotas del limpiador de contactos se elimina sin problemas de una pasada.
En el ojo mágico la serigrafía del logotipo de Telefunken se ha quedado pegada a la goma que rodea esta lámpara, así que al volver a colocar el cristal habrá que alinearlo con cuidado.


9 mayo 2020
Reparación de la serigrafía del cristal. Analizando bien el estado de la pintura, y viendo que era imposible de sacar el logotipo de Telefunken que se había pegado al capuchón de goma del ojo mágico, he decidido pintar las faltas con esmalte sintético e intentar reconstruir el logotipo de Telefunken, pero sin las letras. El dorado es una especie de veladura, porque es translúcido y en la penumbra deja pasar la luz de la bombilla, así que hay que ir con cuidado de no taparlo con la pintura oscura. Afortunadamente en la zona del ojo mágico el dorado queda cubierto por la goma de éste y no hay problema en que el dorado sea opaco, la pintura que voy a emplear en el logotipo es una especie de gouache o acrílico con purpurina dorada similar al tono existente. Una vez finalizado he de poner un par de láminas de fieltro o papel a cada lado para que del calor del ojo mágico no se vuelva a pegar la pintura.
 Aún con un pincel fino esta pintura dorada no permite delinear bien las figuras, porque tiene un poco de grumo, así que una vez seco con la ayuda de un bisturí y la regla se recortan y perfilan las líneas.

 Para el fondo oscuro he empleado una mezcla de esmalte sintético negro y marrón "tabaco". Hay que aplicarlo con cuidado, sin arrastrar, sólo tocando con las cerdas para evitar arrastrar el dorado, y en la zona donde se había despegado la pintura que no se despeguen más capas. En los bordes perimetrales y en los taladros de los botones la pintura se despega al acceder el aire, he repasado las zonas más afectadas dejando una generosa capa de pintura que selle las arista en ambos planos.



 El chasis está sujeto a la caja de madera a través de unos aisladores de goma, bastante deteriorados (y falta uno), así que he comprado un surtido de gomas que se emplean normalmente como pasacables para que estos no rocen con la chapa, que también servirán para sustituir los de la parte superior (arandelas de goma, anillos de junta, rubber gromets).





   Próximamente :
Limpieza y restauración de la caja de madera. Barnizado. Limpieza de elementos decorativos de latón.
Reparación de la electrónica, comprobación de componentes, sustitución de los elementos deteriorados, pruebas de funcionamiento. Reemplazo de tornillería defectuosa, oxidada o perdida.
Montaje final

 

Telefunken 2. Preparativos

http://boscohurtado.blogspot.com/2020/05/radio-telefunken-opereta-1846-ii.html

 

Telefunken 3. Reparación de la electrónica

http://boscohurtado.blogspot.com/2020/05/radio-telefunken-opereta-1846-iii.html

 

Telefunken 4. Prueba de funcionamiento y montaje final.

http://boscohurtado.blogspot.com/2020/07/radio-telefunken-opereta-1846-iv-prueba.html

 

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