Proyecto Final de Carrera. Centro deportivo en el entorno del Parque Central, actual zona ferroviaria anexa a la estación del Norte de Valencia. El programa comprendía un complejo conjunto de pistas deportivas de pádel, gimnasios, piscina cubierta, zonas de spaa, vestuarios, bar-restaurante y una zona de exposiciones-conferencias vinculada a la zona administrativa del edificio. El proyecto debía encajar con las naves anexas de Renfe, con una estética industrial decimonónica, con la dificultad añadida de estar giradas 45º respecto la la via principal y el edificio a proyectar, y tener una condicion natural para permanecer exentas, lo cual las hacía complicadas de integrar en el conjunto final. Estas naves iban a tener un uso también deportivo, si bien no eran el objeto del programa funcional del proyecto. Los bocetos previos buscaban un edificio basado en las megaestructuras, que recogiera todo el programa haciendo primar la visión de la estructura como elemento integrador y compartimentador del espacio.
Parte del proyecto consistía en esbozar una reordenación del entorno general, sin entrar en muchos detalles.
Primera maqueta de trabajo sobre la base de un programa que permitiera ordenar en alturas las necesidades, ubicando en planta baja el programa de usos menores y más compartimentados liberando el espacio en altura, reduciendo los soportes y ampliando las luces libres entre ellos en las plantas superiores. Fue una primera toma de contacto con el programa y las proporciones del mismo, pero era una pieza demasiado compacta, aunque el esquema principal compositivo y la idea de liberar el programa en altura se aprovechó para las siguientes propuestas.
La siguente propuesta fue la aproximación final a la definitiva, separando la zona de piscina cubierta del complejo deportivo, y creando una atrio de entrada entre ambas piezas. Se realizó otra maqueta a mayor escala para analizar y estudiar mejor la estructura propuesta.
Maqueta final del proyecto con la zona de piscina, vestuarios y zona técnica de instalaciones. Cartón de 1mm y 1,5mm, pintado con acrilico mediante aerógrafo.
Las naves se realizaron con resina de poliéster transparente, el proceso de elaboración comprende una primera realización de las fachadas con cartón de 1 y 1,5mm, se hace en ellos un vaciado de yeso para obtener el molde y se retocan algunos detalles en el negativo. Se vierte la resina de poliéster y se obtiene el positivo, para cada cara fue necesario un molde único que se destruía con la extracción del positivo en resina. Tras la limpieza, pulido y afinado de detalles se pintaba con aerógrafo el positivo, tapando las zonas actristaladas con cinta adhesiva. Las cerchas se confeccionaron con alambres soldados.
La idea básica del proyecto es que el propio edificio formara parte de
la voluntad de hacer ejercicio, o de forzar a quien vaya a hacerlo que
realmente tenga que esforzarse en acceder a él, y que al mismo tiempo el
edificio pudiera aportar un extra a esa forma lúdica de hacer deporte o
ejercicio: practicar escalada por sus muros y su estructura, acceder a
los distintos niveles por rampas o ligeras esctructuras a modo de
andamios que implicaran un extra de dificultad a la comodidad de subir
unas escaleras o coger un ascensor.
Aspecto final de la maqueta acabada. El conjunto basado en una estructura modular que se repetía tenía la posibilidad de crecer y ampliarse en el futuro en función de la demanda. La misma estructura se empleó a modo de pérgola en la explanada que quedaba entre las naves existentes y el edificio proyectado para incorporar ese espacio al uso deportivo o lúdico.
A
partir de aquí añado la documentación gráfica del proyecto. Como en todo, en la
entrega siempre se quedaron cosas pendientes por resolver y otras por definir
con más detalle, pero abordar un edificio así, con tantas piezas distintas,
soluciones de fachada distintas y tan poco tiempo...Aún con el inestimable
esfuerzo de mis compañeros que ayudaron en lo que pudieron, fue imposible
llegar más lejos.
Fue un gran problema en la corrección con el
tutor ese punto de inflexión entre los dos edificios que actuaba como hall, y
viendo ahora el proyecto con la perspectiva de más de 17 años habría tenido
fácil solución, tal y como se apuntaba ya en la maqueta, dejando ese espacio
con única piel de vidrio y dejando pasar las vigas que hacían de trazas desde
el edificio del gimnasio hacia la piscina, una solución similar al acceso de la
ampliación del Museo de Arte Joslyn de Foster, pero en este caso haciéndola
entrar por el interior del hueco del muro.
En la reforma del despacho tuve un problema
similar con la estructura existente y la tabiquería, el problema se resolvió
con el altillo. Entre la tabiquería y la viga había un giro de 30º, llevar el
tabique del pequeño trastero hacia el techo hubiera dado lugar a un problema de
encuentros con la viga en un ángulo muy cerrado y que la habría dejado medio
tapada. La solución fue cortar el tabique antes y crear una nueva estructura
para recibir superiormente la tabiquería, separando la viga de aquella.
El
siguiente problema radicó en la tecnología de la época y cómo unir toda la
información que ya había elaborado. Y una vez más el resultado de las láminas
finales se quedó a medio acabar. Ya me ocurrió algo similar un par de años
antes con el proyecto del curso anterior (proyectos 3), donde al final montar
todas láminas y dibujos en 3d que había preparado fue imposible, y no me quedó
más remedio que exponerlos tal cual los había sacado con mi impresora en A4, y
aquí haré un inciso para detallar los medios con los que contaba por entonces y
cual era el problema.
En el
año 93 compramos en casa nuestro primer ordenador personal compatible, un 486
DX33 overclockeado sin saberlo a 50Mhz, con 4Mb de memoria RAM, un disco duro
de 170Mb, una tarjeta gráfica de 1Mb y un monitor en color de 14” de 800x600
píxels de resolución. Completaba el kit una impresora en blanco y negro Epson
Stylus 800, esta impresora en A4 permitía, con la configuración adecuada,
imprimir en un papel de tamaño 210x600mm, así que en cierta manera era un
pequeño miniplotter para algunas cosas. La proporción de ese formato la mantuve
para sacar las láminas del PFC en un tamaño de 900x2500, así que todo lo que
quería montar en las láminas podía tenerlo en ese tamaño a escala e imprimirlo
en casa, y cuando estuviera todo acabado llevarlo a imprimir al plotter del
aula informática en gran formato. Hasta aquí la teoría.
Corría
el año 96 y por aquel entonces para acometer el pfc agregué al ordenador todos
los extras necesarios, 16Mb adicionales, un disco duro de 500Mb...y nada más, con aquel ordenador no habían más posibilidades de ampliar.
Lo único que puede conseguir de más fue una unidad Zip de 100Mb, porque los
archivos del pfc empezaban a exceder el tamaño de 1,44Mb de los diskettes, y
grabar un sólo archivo en varios a la vez era una labor pesada, además de
arriesgada porque de vez en cuando algún diskette fallaba y siempre había que
hacer dos copias de todo por si acaso. El sistema operativo disponible era
windows 3.1, pero para dibujar en autocad 12 todavía se arrancaba el ordenador
en MsDos, windows 95 aún quedaba un par de años lejos... y los programas de
edición de textos, imágenes y composición para hacer las virguerías que se ven
ahora ....inexistentes. Todo era a base de montar hasta donde se pudiera en
autocad y luego recurrir a tramas para dar color (los plottes eran aún en
blanco y negro) y a las fotocopias para añadir imágenes y otros detalles. El
autocad 12 era dibujo lineal puro y duro, con la opción de sombreado muy
limitada y la posibilidad de insertar imágenes nula.
Parece
mentira pero con aquella versión de autocad 12 se podían hacer dibujos más o
menos complejos en 3D, siempre y cuando las formas de las que partieran fueran
sencillas, el único límite era la memoria del ordenador, la tarjeta
gráfica y la pantalla de 14” para visualizar el acabado.. y
armarse de paciencia para cambiar el ángulo de la vista o el ocultado de líneas
en las vistas.
Al
final la única manera de componer los archivos en 3D con el resto de los planos
era generar archivos *.dxb, que era una impresión de líneas vectoriales del dibujo 3d a 2d,
de manera que esos dibujos en perspectiva se podían insertar y editar como dibujos
normales y retocar los innumerables errores que se cometían en el ocultado de
líneas y en las líneas de fuga. Al final una lámina montada podía ocupar unas
15Mb o 20Mb, y como el aula informática donde imprimíamos empezaba a
masificarse, la única manera de imprimir, sin tener que perder tiempo esperando
a que un ordenador quedara libre, era traer de casa los archivos de impresión
*.plt de las láminas y copiarlos en la cola de impresión del ordenador que
controlaba el plotter (y cruzar los dedos para que la memoria del plotter
pudiera con ello). Por suerte todavía se disponía de los rotrings para hacer las
oportunas correcciones sin tener que recurrir a corregir el plt.
En
resumen, mi idea de combinar las imágenes de la gente corriendo con los planos,
las vistosas imágenes de 3d del interior del edificio... y más cosas que me
hubiera gustado añadir se quedaron en agua de borrajas. Al final mis láminas se colgaron desangeladas con el simple dibujo lineal y apenas cuatro detalles de
trama para dar un poco de vida a los planos. Para la exposición por lo menos
pude hacer diapositivas de la maqueta y añadirlas en la defensa del proyecto. De los 3D hice varias vistas, que junto con
parte de los planos y secciones significativas imprimí en acetato para
exponerlas con el retroproyector. Al final a un servidor le pudieron los
nervios y el cansancio, ...y las 800 pesetas que me gasté en transparencias,
con las vistas en 3D que no pude montar en las láminas, se quedaron en la
carpeta que llevaba aquel día, ni me acordé de ellas en la exposición. Solté en
10 minutos la exposición con las diapositivas de la maqueta, de los bocetos y algún que otro detalle, y al acabar de hablar parecía
que todo había quedado tan bien relatado que los profesores comenzaron con el
interrogatorio de rigor, ni siquiera me acordé de enseñar los acetatos con los planos para responder a
algunas preguntas, y menos los del 3D para dar a entender que aparte de lo que se veía en las láminas se había hecho más trabajo con las vistas interiores.... ahora por lo menos que quito la espinita y las expongo
aquí.
Habría
estado bien poder haber tenido un par de meses más, pero siempre habría faltado
algo, y siempre se corre el riesgo de deshacer el camino emprendido para luego
volver a llegar a otra encrucijada, y no tenía más remedio que acabar un
proyecto con el que ya llevaba dos años y que tenía ganas de darle carpetazo. Es
una lástima no haber dispuesto entonces de los medios y de los programas de
ahora, con vistas en 3d con texturas, más definición en los detalles, que
posiblemente hubieran dejado más definido el proyecto, pero por otro lado dejar
algunas cosas medio acabadas da más importancia al concepto del edificio en sí,
deja más libertad a la imaginación y es más intemporal.
Frente a los tradicionales gimnasios donde existen infinidad de aparatos
que inundan todo el espacio se pretendía unificar en grandes espacios o salas
los ejercicios a realizar cambiando el enfoque, para no dar una sensación de
agobio. En lugar de una única cinta individual una gran cinta tan ancha como el
espacio entre módulos y de una longitud igual al ancho de las salas. Y con las bicicletas estaticas se podrían haber ideado máquinas para mover ventiladores, o generar electricidad como si de un entorno fabril se tratara, donde todo el esfuerzo que se realiza con los músculos tuviera algún tipo de recompensa y no se perdiera simplemente en rozamiento o calor.
El espacio se organizaba a varios niveles, en el inferior a nivel de sótano habían tres salas diáfanas que podían emplearse según la necesidad para aparatos de musculación, gimnasia, aerobic, etc, desde allí mediante una rampa accedían directamente al parque y las pistas posteriores, disponiendo entre los módulos que las separaban unos almacenes para guardar los aparatos y el material cuando fuera necesario. Sobre estos almacenes en su parte superior tenían las cintas mecánicas para andar o correr. Estas cintas al estar al nivel del acceso tendrían una visión frontal del parque central como fondo, a su vez desde el hall de entrada la diafanidad de todo el edificio permitiría la vista en perspectiva de toda esa gente corriendo por las pistas. A un nivel superior y a lo largo de todo el edificio y con vistas al parque y a las salas inferiores se disponía una bandeja para bar-restaurante, como lugar social y de relación vinculada a las instalaciones. En el nivel superior se ubicaban los vestuarios y zonas de spa, y finalmente en cubierta las pistas de paddel.
El espacio se organizaba a varios niveles, en el inferior a nivel de sótano habían tres salas diáfanas que podían emplearse según la necesidad para aparatos de musculación, gimnasia, aerobic, etc, desde allí mediante una rampa accedían directamente al parque y las pistas posteriores, disponiendo entre los módulos que las separaban unos almacenes para guardar los aparatos y el material cuando fuera necesario. Sobre estos almacenes en su parte superior tenían las cintas mecánicas para andar o correr. Estas cintas al estar al nivel del acceso tendrían una visión frontal del parque central como fondo, a su vez desde el hall de entrada la diafanidad de todo el edificio permitiría la vista en perspectiva de toda esa gente corriendo por las pistas. A un nivel superior y a lo largo de todo el edificio y con vistas al parque y a las salas inferiores se disponía una bandeja para bar-restaurante, como lugar social y de relación vinculada a las instalaciones. En el nivel superior se ubicaban los vestuarios y zonas de spa, y finalmente en cubierta las pistas de paddel.
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