Este es
un caso exitoso (más o menos), más de experimento que de tecnología. No es la primera vez que
me encuentro un altavoz roto, pero esta
vez era en el coche... ¡y eran los seis!, y no me apetecía gastarme 60 euros
por poner algo decentillo. Son altavoces normales y no necesito “speakers high
fidelity” para ir de aquí para allá.